Los amortiguadores en mal estado constituyen un
factor de riesgo, además de un considerable deterioro de la experiencia de
conducción.
Este elemento mecánico forma parte de todo el sistema de
suspensión de un coche, el cual reúne un conjunto de piezas cuya función es la
de intermediar entre las ruedas y el chasis del vehículo. El objetivo
fundamental es absorber y neutralizar las irregularidades que presente la
carretera.
De esa manera, se garantiza que los neumáticos están
permanentemente en contacto con el suelo y que la sensación dentro del
habitáculo es la de una completa estabilidad.
¿Cómo saber si los amortiguadores están en mal estado?
Muy sencillo. En este artículo, vamos a compartir contigo una serie de trucos para identificar los principales síntomas de una suspensión dañada, así como las consecuencias que ésta tiene sobre la conducción.
Amortiguadores en mal estado: síntomas inconfundibles.
Excesivo rebote del coche
Cada coche presenta un mayor o menor rebote como
consecuencia de la dureza de la suspensión y los reglajes utilizados.
No obstante, si detectas un incremento en el rebote de tu
vehículo al paso por los baches e irregularidades de la carretera, es muy
probable que el sistema de suspensión esté dañado.
Una de la forma más sencillas de confirmar este problema es
proceder a apoyarse sobre la carrocería del coche y empujarla hacia abajo en
cada una de las ruedas. Si la suspensión está en buen estado, el coche debería
recuperar su posición original sin ningún tipo de rebote.
En caso contrario, necesitas pasar por el taller y proceder a cambiar los amortiguadores.
Comportamiento extraño en el paso por curva y
frenadas fuertes
Se trata de un síntoma bastante habitual de desgaste
excesivo de los amortiguadores. Se pone de manifiesto cuando se procede a
realizar frenadas fuertes, y el chasis de desplaza horizontalmente de un lado a
otro.
En el caso de las curvas, el coche se inclina excesivamente
hacia el exterior y sufre subviraje; es decir, tiende a seguir recto.
Desgaste anormal de los neumáticos
Los neumáticos deberían desgastarse de forma homogénea a lo
largo de la zona de rodadura.
En el caso de que presenten un desgaste en los extremos o
en el centro, es muy probable que la presión de los neumáticos no sea la
correcta.
Si el desgaste es irregular, entonces el problema es algo
más grave. En el mejor de los casos, es posible que sólo sea necesario alinear
los ejes. Sin embargo, también podría deberse a una fuga de aceite en un
amortiguador, un cojinete en mal estado o que uno de los brazos de la
suspensión se haya cedido.
Ruidos extraños al pasar por baches o curvas
Los baches y las curvas son los acontecimientos en los que
el sistema de amortiguación recibe un mayor estrés.
Si al pasar por ellos, escuchas algún tipo de ruido
extraño, no lo dejes pasar. Es muy probable que la suspensión esté dañada. Las
causas pueden ser tan variadas que no vale la pena exponerlas aquí. Acude
inmediatamente al taller.
Vehículo desnivelado
Cualquier persona se percataría de que algo no va bien con
la suspensión del coche cuando éste circula desnivelado.
Este síntoma evidencia que la amortiguación de uno de los
ejes o una de las ruedas no se encuentra en buen estado.
La inclinación puede tener lugar hacia uno de los lados,
hacia adelante o hacia atrás. La mejor manera de comprobarlo es situar el
vehículo sobre un terreno llano, donde se aprecie claramente el desnivel del
chasis.
Te en cuenta que, si tu vehículo tiene un sistema de
suspensión de aire o neumática, será necesario arrancarlo para que dicha
suspensión se active.
Por regla general, se debe a algún tipo de fuga en los
amortiguadores. No obstante, también puede haberse roto uno de los brazos
metálicos que conectan el chasis con las ruedas.
Este último es un caso extremo, debido al cual el chasis
estará completamente hundido sobre una de las ruedas. No hace falta decir que
circular en esas condiciones es muy peligroso, además de poder causar otras
múltiples averías.
Amortiguadores en mal estado: consecuencias
Detectar amortiguadores en mal estado puede ahorrarte más
de un susto en la carretera.
La adherencia en las curvas, la pérdida de dirección y el
aquaplanning son algunas de las consecuencias más habituales.
Además, la distancia de frenado también aumenta
notablemente.
Finalmente, el mal estado de los amortiguadores también
puede hacer que el resto de las piezas del sistema de suspensión –como rótulas,
cojinetes, brazos y demás soportes- se desgasten más rápidamente.
Otros consejos acerca de los amortiguadores en
mal estado
Con independencia de que tu coche cuente con el sistema
ESP, una suspensión dañada puede desequilibrar por completo el vehículo y
causar un trompo.
Cada fabricante establece una serie de recomendaciones de
revisión y cambio de los amortiguadores y elementos del sistema de suspensión,
en función de los kilómetros recorridos.
La vida media de éstos suele ser de 60.000 kilómetros, si
bien depende bastante de los hábitos de circulación del conductor. La
recomendación general es proceder a una revisión cada 20.000 kilómetros.